El Niño Jesús de Praga: Devoción milagrosa y el legado espiritual del Padre Santiago Martí Ascencio
El Niño Jesús de Praga es una de las devociones más queridas dentro de la tradición católica, conocida por su historia milagrosa y su profunda influencia espiritual.
Originada en el siglo XVI en la ciudad de Praga, República Checa, esta imagen del Niño Jesús ha sido objeto de veneración y ha generado una multitud de relatos de milagros a lo largo de los siglos.
La imagen del Niño Jesús de Praga representa a Jesús como un niño pequeño, vestido con túnicas reales y portando en una mano el orbe del mundo, símbolo de su soberanía universal.
Su historia se remonta a cuando una noble española, Doña Isabel Manrique de Lara, donó la estatua a su hija María, quien posteriormente la entregó a un convento carmelita en Praga. Desde entonces, la imagen ha sido asociada con numerosos milagros, especialmente en tiempos de guerra y calamidad.
El Padre Santiago Martí Ascencio, un sacerdote dedicado a la promoción de esta devoción, ha sido fundamental en la difusión del culto al Niño Jesús de Praga en el mundo hispanohablante.
Su trabajo ha incluido la organización de peregrinaciones, la publicación de escritos devocionales, y la fundación de capillas dedicadas al Niño Jesús de Praga en diversas comunidades. Padre Martí Ascencio ha resaltado la importancia de la fe en el poder intercesor del Niño Jesús, animando a los fieles a acercarse con confianza y esperanza.
Para el Padre Martí Ascencio, el Niño Jesús de Praga no solo es una imagen sagrada, sino un recordatorio constante del amor de Dios manifestado en la simplicidad y la humildad de la infancia. Su labor ha dejado una huella imborrable en aquellos que encuentran consuelo y fortaleza en esta devoción, convirtiéndola en un símbolo de fe y esperanza en tiempos difíciles.
El Niño Jesús de Praga sigue siendo una fuente de inspiración y milagros para millones de fieles en todo el mundo.
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