Día de Muertos y la religión católica: Reflexiones del Padre Santiago Martí
El Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas de México, una celebración que mezcla las creencias prehispánicas con la religión católica.
Esta festividad que se celebra los días 1 y 2 de noviembre, honra la memoria de los seres queridos que han fallecido, y en muchos hogares mexicanos, los altares y ofrendas son el centro de esta conmemoración.
Aunque tiene raíces indígenas, el Día de Muertos es enriquecido por la fe católica desde la época de evangelización. Para los católicos, estas fechas coinciden con el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, en los que se ora por las almas en el purgatorio y se recuerda a aquellos que han partido, pidiendo por su descanso eterno.
El Padre Santiago Martí Ascencio, habla sobre el significado del Día de Muertos dentro de la fe católica. Según el sacerdote, esta festividad nos invita a reflexionar sobre la vida eterna y sobre el destino de nuestras almas.
"No es un simple homenaje a los fallecidos, sino una oportunidad para meditar sobre nuestra propia mortalidad y el plan de Dios para cada uno de nosotros".
Santiago Martí enfatiza que el respeto a las tradiciones culturales debe ir acompañado de una comprensión profunda de la fe.
"La Iglesia no rechaza las manifestaciones culturales del Día de Muertos, sino que nos anima a vivirlas desde una perspectiva cristiana, recordando que Cristo venció la muerte y nos ofrece la promesa de la vida eterna".
Según el padre, es importante que las familias católicas participen de la tradición manteniendo el enfoque en la oración y la esperanza en la resurrección.
En muchos templos, la misa del Día de los Fieles Difuntos se convierte en un momento de comunión entre la tradición mexicana y la liturgia católica. Es común ver altares en los que se colocan imágenes religiosas junto con las fotos de los fallecidos, mostrando cómo ambas visiones conviven en armonía.
Sin embargo, en los últimos años, ha surgido un debate sobre la influencia de Halloween, una celebración que coincide con estas fechas y que ha ganado popularidad en México.
Para el Padre Santiago, Halloween, aunque originalmente vinculado a la víspera del Día de Todos los Santos en la tradición cristiana anglosajona, ha evolucionado en una celebración que a menudo desvía su sentido religioso hacia una comercialización masiva y el enfoque en lo sobrenatural o macabro.
“El peligro de Halloween”, advierte el sacerdote, es que "puede llevar a una trivialización de la muerte, enfocándose en lo terrorífico o en figuras oscuras, mientras que el Día de Muertos tiene una profundidad espiritual que busca honrar la vida después de la muerte y la conexión con los seres queridos que ya no están físicamente con nosotros”.
Martí invita a las familias a reflexionar sobre el impacto que estas influencias pueden tener en los jóvenes, quienes muchas veces adoptan estas costumbres sin entender su trasfondo.
Aunque Halloween y el Día de Muertos comparten ciertas similitudes, como la relación con la muerte, el Padre Santiago recuerda que es crucial mantener el enfoque católico en la esperanza, el amor y la oración.
"El Día de Muertos no es una festividad de miedo, sino de celebración y recuerdo. Las almas que recordamos no son monstruos, sino seres queridos que nos preceden en la eternidad. La mejor forma de honrarlos es desde la fe", concluye.
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