Guía para la Oración ante el Santísimo: Santiago Martí Ascencio
Una visita al Santísimo Sacramento siempre traerá grandes bendiciones espirituales. El padre, Santiago Martí Ascencio menciona que la oración personal y el encuentro íntimo con Dios son momentos que fortalecen el vínculo con Cristo y nos permiten experimentar su amor transformador.
Dedicar tiempo a la adoración, ya sea con el Santísimo expuesto o reservado, nos ayuda a acompañar a Jesús en su entrega y a profundizar en el amor que Él nos ha mostrado.
¿Cómo rezar ante el Santísimo?
Existen diversos recursos que pueden enriquecer nuestras oraciones durante una visita al Santísimo. Los devocionarios eucarísticos ofrecen oraciones de santos, textos de la Iglesia y meditaciones que nos ayudan a concentrarnos y permanecer en la presencia de Dios.
Cada fiel, de acuerdo con su propio estilo de oración, puede realizar estas prácticas en silencio, respetando el espacio de los demás adoradores, quienes también buscan un momento de intimidad con el Señor.
Martí Ascencio, conocido por su profunda devoción eucarística, nos recuerda la importancia de entregarnos plenamente en estos momentos de adoración.
Según sus palabras: "Ante el Santísimo, el alma encuentra descanso y el corazón se llena de la paz que solo Dios puede ofrecer". Este llamado a la contemplación nos invita a dejarnos transformar por el amor divino.
Lectio Divina
Una de las prácticas más recomendadas durante la adoración es la Lectio Divina, una antigua tradición de la Iglesia que consiste en meditar con la Palabra de Dios.
A través de la lectura y la reflexión de las Escrituras, podemos escuchar lo que Dios nos quiere decir y responderle desde lo más profundo del corazón.
A veces, en medio de nuestras oraciones, nos encontramos cansados, angustiados o abrumados por las dificultades de la vida, por lo tanto, muchas veces no sabemos qué decir.
Los salmos también pueden ser una ayuda, pues sus palabras reflejan las experiencias de sufrimiento y confianza en Dios.
La oración ante el Santísimo, ya sea activa o silenciosa, es un espacio privilegiado para el encuentro con Dios.
En estos momentos de adoración, renovamos nuestra fe, recibimos fortaleza espiritual y hallamos consuelo en medio de las dificultades, con la certeza de que Jesús está presente, acompañándonos en cada paso de nuestra vida.
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