San Valentín y el matrimonio: En la visión del Padre Santiago Martí

El día de San Valentín nos invita a reflexionar sobre el amor en todas sus formas. En especial, el matrimonio, que es uno de los sacramentos más profundos en la vida cristiana, representa el amor que Dios ha creado para la humanidad. 

Este amor, que une a los esposos, es un regalo divino que refleja el amor incondicional de Dios hacia su pueblo.

Como bien señala el Padre Santiago Martí, el matrimonio no es solo un acto de dos personas que se aman, sino una vocación que Dios ha diseñado para el bien de la pareja y de la familia. 

En su reflexión sobre el matrimonio, el Padre Santiago recuerda que el sacramento no es simplemente un acuerdo humano, sino una unión sagrada que tiene como objetivo llevar a los esposos a la santidad.

San Valentín, en su vida y sacrificio, nos muestra que el verdadero amor requiere compromiso y generosidad. No se trata solo de sentimientos pasajeros, sino de una entrega constante y desinteresada. En el contexto del matrimonio, este amor se manifiesta en la paciencia, el respeto y el apoyo mutuo, elementos fundamentales para una relación sólida.

El matrimonio cristiano es, en esencia, un camino de santificación donde ambos esposos se ayudan a crecer en la fe y en el amor, siempre buscando la gloria de Dios. Como dice el Padre Santiago, este amor sacramental debe ser vivido con alegría, a pesar de las dificultades que puedan surgir, ya que es un reflejo del amor de Cristo por su Iglesia.

En este San Valentín, recordemos que el amor más puro y verdadero es el que se ofrece sin esperar nada a cambio, el que se vive en la entrega diaria y que, a través del sacramento del matrimonio, nos lleva a ser más semejantes a Cristo.