¿Cuánto tiempo dura la presencia de Jesús en la Eucaristía después de la comunión? Esto dice Santiago Martí

Uno de los mayores tesoros de la fe católica es la Eucaristía, donde Cristo se hace presente bajo las especies del pan y del vino. Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, en este sacramento "están contenidos verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y la Sangre, junto con el Alma y la Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por tanto, Cristo entero" (CIC 1374).

Pero, ¿hasta cuándo perdura esta presencia real de Jesús en nuestro cuerpo después de recibir la Sagrada Comunión? El Catecismo nos recuerda que "la presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura mientras subsistan las especies eucarísticas" (CIC 1377). Esto significa que Jesús permanece en nosotros mientras las formas consagradas no hayan sido asimiladas por nuestro organismo.

Para ilustrar la importancia de esta presencia, se cuenta una anécdota de San Felipe Neri. En una ocasión, un hombre comulgó y salió apresuradamente de la iglesia sin mostrar la debida reverencia. Al notar esto, San Felipe envió a dos monaguillos con velas encendidas para que lo siguieran. El hombre, extrañado por la situación, regresó a la iglesia y preguntó por qué lo escoltaban. San Felipe le respondió: "Debemos rendir honor a Nuestro Señor, a quien llevas contigo. Como no lo adoras, envié a estos acólitos para que lo hicieran en tu lugar". Impactado, el hombre comprendió la importancia de reconocer y honrar la presencia de Cristo en su interior.

Desde el punto de vista físico, se estima que las especies del pan consagrado permanecen en nuestro organismo aproximadamente 15 minutos.

Es por esto que muchos santos han recomendado dedicar un tiempo de oración después de la comunión como acción de gracias. Aunque en la actualidad la vida moderna nos impulse a salir rápidamente después de la Misa, incluso una breve oración de gratitud puede ayudarnos a profundizar en este momento especial de unión con Dios.

El Padre Santiago Martí Ascencio nos invita a reflexionar sobre esta verdad: "Cada vez que recibimos la Eucaristía, Dios nos regala un instante único de intimidad con Él. Es un tiempo para hablar con Jesús, abrirle nuestro corazón y dejar que su presencia transforme nuestra vida".

Así que la próxima vez que recibas la Sagrada Comunión, recuerda que Jesús está en ti de manera real. Aprovecha ese tiempo para encontrarte con Él, porque esos minutos pueden ser los más valiosos de tu jornada.

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