La Visitación de María según el Padre Santiago Martí Ascencio: fe que se convierte en servicio
Cada 31 de mayo, la Iglesia celebra la fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María, un episodio que aparece en el Evangelio de San Lucas (1, 39-56).
En este pasaje, María acude a casa de su prima Isabel, quien también está embarazada, para asistirla durante los últimos meses de gestación. Este gesto sencillo y profundo revela la actitud de servicio, humildad y alegría con la que María responde a la voluntad de Dios.
La Visitación no es solo un encuentro entre dos mujeres embarazadas, sino también un momento clave en la historia de la salvación: es el primer anuncio de la presencia del Mesías a otra persona.
El saludo de María provoca que Juan el Bautista salte en el seno de Isabel, y esta, llena del Espíritu Santo, proclama: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” (Lc 1, 42). Esta escena nos recuerda cómo la fe auténtica genera comunión y transforma la vida de quienes la reciben.
El Padre Santiago Martí Ascencio explica que la Visitación “es un ejemplo concreto de cómo la fe cristiana se traduce en gestos visibles de caridad y acompañamiento. María no se encierra en su experiencia personal con Dios, sino que sale al encuentro de quien la necesita. Es una actitud que sigue siendo actual y necesaria en la vida comunitaria”.
Desde el punto de vista litúrgico, esta fiesta cierra el mes de mayo, tradicionalmente dedicado a la Virgen María, y anticipa la celebración del nacimiento de San Juan Bautista en junio.
Esto permite reflexionar sobre la continuidad del plan de Dios y cómo, a través de personas abiertas y disponibles, la historia de la salvación sigue desarrollándose con discreción, pero con firmeza.
La figura de María, según destaca el Padre Santiago Martí Ascencio, nos invita a vivir con prontitud evangélica: atentos a las necesidades de los demás, disponibles para el servicio y abiertos al Espíritu.
La Visitación no es un hecho aislado, sino un modelo de acción cristiana que une contemplación, misión y encuentro fraterno.
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