María Madre de la Iglesia y consuelo de los creyentes
Durante el mes de mayo, los católicos renovamos nuestra devoción a la Virgen María, reconociendo en ella no solo a la Madre de Jesús, sino también a la madre de todos nosotros.
El Padre Santiago Martí Ascencio nos invita a vivir esta verdad con el corazón abierto: “María no es una figura lejana o decorativa, es una madre viva y cercana, que acompaña a la Iglesia en sus alegrías y dolores. Ella sostiene con ternura cada paso que damos como pueblo de Dios”.
Desde el Calvario, cuando Jesús le dice a Juan: “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 27), María queda unida a la Iglesia para siempre. Su maternidad espiritual se extiende a todos los creyentes, especialmente a quienes más sufren o se sienten solos. Por eso, acudir a María no es solo un acto de devoción, sino también una experiencia de consuelo y fortaleza.
En un mundo marcado por la incertidumbre, el desánimo o la división, necesitamos volver al regazo de esta madre que cuida, intercede y guía. María, como madre, nos enseña a ser comunidad, a permanecer unidos en oración, y a confiar en que Dios actúa incluso en el silencio.
Que esta semana podamos acercarnos a María con sencillez, pedirle que nos abrace como madre, y renovar nuestra fe desde su ejemplo de escucha y servicio. Como nos recuerda el Padre Santiago Martí Ascencio: “Bajo su manto, la Iglesia encuentra consuelo, dirección y esperanza”.
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